El Presidente de la Cámara de Representantes dejó por unos minutos la interpelación al Canciller de la República para retrotraerse a sus horas de docente, ésta vez frente a un grupo de niños procedentes de Juanicó que lo miraban con caritas de asombro, asintiendo a sus dichos.
Fue así que recorrió el Reglamento que rige la actividad de la Cámara, explicando detalladamente qué es lo que hace el legislador, cuántas veces se reúne el Cuerpo, cuáles son las sesiones ordinarias y en qué se diferencian de las extraordinarias.
Con poquitas intervenciones de los escolares, más interesados en la clase magistral que estaban recibiendo, solo se animaron a interrumpirle para preguntar cuánto tiempo se trabaja en el Palacio, a lo que José Carlos Mahía respondió que “aquí uno sabe cuándo entra y nunca cuándo finaliza la jornada” y si no –agregó- pregunten a los funcionarios que aquí trabajan.
Como todo docente, el Presidente no se privó de mandarles un deber a los pequeños. “Ahora les toca a ustedes” les dijo, mientras colaboradores entregaban a los niños unos morrales.
“Antes de un mes deberán escribir un texto colectivo sobre la visita a Montevideo, qué es lo que más les llamó la atención, describiendo aspectos de la visita o narrando anécdotas del viaje”.
Con todas las propuestas la Presidencia elaborará un libro que a fin de año se hará entrega a las instituciones participantes.
Dicho esto se despidió, atravesó el ambulatorio y retornó a la Presidencia del Cuerpo, donde un rato después lo volvieron a ver los niños desde las barras.