Esta tarde en la Sala Acuña de Figueroa del edificio José Artigas, anexo al Palacio Legislativo se presentó el libro “El Palacio Legislativo, una historia por desvelar”, autoría del escritor y matemático Eduardo Cuitiño. La obra contó con el prologo del Ex Presidente de la República Dr. Julio Maria Sanguinetti y del historiador y escritor Leonardo Borges.
Expusieron: el autor del libro Eduardo Cuitiño; el Senador Juan Straneo; el Subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería y Diputado electo Walter Verri y la Diputada electa (suplente) Fiorella Buzeta.
Los oradores subrayaron el racconto histórico de la obra, que expone diversas realidades de la Casa de la Democracia como el desafío de la accesibilidad. Los panelistas destacaron al autor como un visionario y quien recogió muchísimas anécdotas, análisis históricos y reflexiones propias. Resaltaron una obra editorial de “gran valor que refleja la principal obra arquitectónica de nuestro país, la cual representa a la ciudadanía y posee simbologías masónicas”, afirmaron.
Según la editorial:
“El Palacio Legislativo cumple cien años. Su historia ha sido testigo de la consolidación del Uruguay como nación moderna. Un edificio representativo y simbólico, cuya personalidad se erige muy a la uruguaya, grandilocuente sin querer serlo.
Eduardo Cuitiño nos propone en El Palacio Legislativo, una historia por desvelar un detallado recorrido histórico que convoca a explorar, de un modo ameno, todos los detalles de cómo se construyó, quiénes fueron sus artífices y qué significa cada uno de los elementos que lo componen. Cargado de una simbología muy particular, con fuerte influencia italiana y también muy masónica, según explica el autor, el Palacio nos invita a que lo apreciemos más allá de su importancia institucional.
El valor patrimonial y artístico del edificio y sus alrededores son indicios de un Uruguay que ya, hace cien años, miraba con atención lo que sucedía en el mundo, y quienes lo idearon, dejaron esas pistas mediante las múltiples insignias que lo componen. Caminar por sus salas, apreciar sus columnas, las escalinatas, los vitrales, entre otros detalles, puede ser un desafío para comprender su significado, dónde están ubicados y por qué así fueron planteados.
El Palacio, como se lo menciona comúnmente, es representativo del Uruguay como nación. Por él han transitado múltiples personalidades de reconocimiento nacional y mundial, se han construido y debatido leyes fundamentales y es testigo de sucesos muy importantes, tal como lo enfatiza el presidente Julio María Sanguinetti en uno de los prólogos: (…) el valor del símbolo ha estado siempre presente. Y en los momentos de eclipse institucional era como una presencia acusadora, en la que se congregaba la mirada nostálgica de la ciudadanía democrática.