Tajes, Máximo

 

Honorable Asamblea General

Agradezco el altísimo honor que acabáis de hacerme confiriéndome con vuestro voto la investidura de Presidente Constitucional de la República.

Hablo ante vosotros teniendo presente la soberana y augusta representación del pueblo Oriental.
Ante él pues, ante su voluntad que acato y ante su juicio que espero, acepto este mandato cuya magnitud y cuyas responsabilidades ya empiezo á meditar y á sentir desde este momento.
Soldado de la libertad en ella están reconcentrados mis ideales.

Guardián de la Ley; á mantener su integridad y su brillo puro é inmaculado, se contraerán todos mis anhelos.
Dirigir los destinos de la Patria en su aceptación amplia, noble y grande, á eso desde hoy está consagrada en absoluto mi existencia.

Vengo á este puesto con el alma exenta de prevenciones, odios ó rencores.
Desde él no diviso sino un pueblo de hermanos considerando de la misma manera entre los que lo son por el origen de la Nacionalidad á los que desde otras tierras del globo han venido á la nuestra para levantar en ella el hogar de sus afecciones, á escoger el campo de su labor.

Días claros y serenos ha preparado el digno ciudadano que acaba de hacer renuncia del puesto que por delegación constitucional ejercía á la cabeza de la Nación, para la Nación que hoy inauguro.
A él pertenecerá el éxito de la jornada que hoy empieza bajo los benditos auspicios de la conciliación de la familia oriental á cuyos propósitos y aspiraciones me adhiero con toda el alma.

Vengo con fe a este puesto porque vengo confiado en la inteligencia, los esfuerzos y la buena voluntad de todos mis compatriotas.

Decid al pueblo que ha delegado en vosotros su soberanía, que yo he salido de él y que jamás me he encontrado más confundido con él que hoy que me ha elevado á este puesto, desde donde alcanzo á ver todas sus necesidades y sentir todas las palpitaciones de su inmenso corazón.

Señores Senadores, señores Diputados:
Al aceptar el honroso cargo que me habéis conferido, no me resta más que pronunciar un última palabra que mando á todos los ámbitos de la República:
A trabajar en paz por los intereses de la Patria.

Año
1886
Presidente
Tajes, Máximo