CONCIERTO HOMENAJE "ELLOS EN NOSOTROS"

Cámara de Senadores
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Dentro de la serie de eventos conmemorativos previstos para este año por la Fundación Zelmar Michelini se realizó esta noche en el Salón de los Pasos Perdidos un concierto homenaje.
Con la presencia del Presidente de la Asamblea General, Raúl Sendic, se celebró este evento denominado “Ellos en Nosotros – 40 Años”. El concierto estuvo dedicado a Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz, Rosario Barredo, William Whitelaw y Manuel Liberoff y en su nombre el recuerdo de todas las personas víctimas del período dictatorial.
El acto fue organizado por la Fundación Zelmar Michelini, institución creada en 2008 por su viuda, Elisa Delle Piane y sus diez hijos. La Fundación tiene como objetivo mantener vivos los ideales y principios del ex Senador, haciendo énfasis en los derechos humanos, la democracia y la paz.
Consultada por el Departamento de Relaciones con la Comunidad de la Cámara de Senadores la directora de la Fundación e hija de Zelmar Michelini, Cecilia, expresaba lo siguiente:
“En este año especial a 40 años de los asesinatos pensamos que es importante hacer actividades y actos de homenaje y reflexión, algunos más participativos, durante todo el año, para que la gente y los jóvenes se acerquen a estas figuras. Se están llevando a cabo actos en Montevideo y el interior, la de hoy es una fecha importante antes del acto emblemático del 20 de mayo (Marcha del Silencio). A través de la Intendencia de Montevideo y del Coro del Sodre surgió esta idea de ofrecer un concierto con el Réquiem de Mozart, se pide a la gente que no aplauda, el encuentro es sin oratoria, y el hecho que se guarde silencio va a dar mayor fuerza”.
Subrayó que “es significativo en este lugar hermoso, en el Salón de los Pasos Perdidos, que dicen tiene una acústica similar a una iglesia, se presta para un Réquiem”. Michelini agradeció el apoyo del Poder Legislativo y la Dirección de Cultura, hizo hincapié en que “el homenaje a ellos cinco es un símbolo de todas las víctimas, también se realizarán homenajes específicos a cada uno individualmente” y agregó “salimos en Montevideo y el interior con música por la calle, se hace mañana un homenaje en Barcelona con la música presente como reflejo de la vida y de la unión. También se harán talleres para niños y jóvenes de construcción de ciudadanía que sensibilizan en derechos y deberes, muestras sobre el exilio que se inauguraron este año. Los talleres en Montevideo se realizarán en la sede de la Fundación. Luego irán a Treinta y Tres y Maldonado, además se realizará el evento Música por la Vida en los departamentos de Soriano, Colonia, Durazno y Paysandú. Además se homenajeará al “Toba” Gutiérrez Ruíz en la ciudad de Tacuarembó”.
La directora de la Fundación finalizó recordando que “hay otros homenajes previstos en la Junta Departamental de Montevideo y de Colonia, se colocó una placa recordatoria en la Cámara de Representantes, se presentó un sello ayer y hoy también se realizó una Asamblea General conmemorativa”.
En el Salón del Palacio Legislativo sonaron cuerdas, vientos y percusión: violines, violas, violonchelos, contrabajos, fagots, trompetas y timbales de la Orquesta Filarmónica de Montevideo dirigida por el director ruso radicado en nuestro país, Yuri Sobolev, junto al Coro Nacional del Sodre y la soprano Kaycobé Gómez, la mezzosoprano Nidia Palacios, el tenor Víctor Hernández y el bajo Marcelo Otegui. Los músicos interpretaron el Réquiem* (misa de difuntos) de Wolfgang Amadeus Mozart, una de las últimas composiciones del músico austríaco fallecido en 1791.
Se hicieron presentes en el acto: la Senadora Ivonne Passada, los Senadores Rafael Michelini, Álvaro Delgado y Marcos Carámbula; los integrantes del Instituto Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, Mariana Gonzalez Guyer, Juan Raúl Ferreira y Juan Faroppa; la Subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura Magister Edith Moraes; la Prosecretaria de la Comisión Administrativa del Palacio Legislativo Maria Elena Martínez; la Directora de Turismo de Montevideo, Elizabeth Villalba; la Directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo Mariana Percovich; el Ministro del Tribunal de Cuentas, León Lev; el Subsecretario del Ministerio de Turismo y Deportes Benjamín Liberoff; el Presidente de la Delegación Uruguaya en la Comisión Administradora del Río de la Plata Felipe Michelini y numeroso público.
 
 
 
*Comentario de la obra (Réquiem) por Marita Fornaro Bordolli y Ernesto Abrines
Departamento de Musicología /Universidad de la República
 
El Réquiem o Misa de Réquiem (también Missa pro defunctis o Missa defunctorum) es un género musical de carácter ritual, un ruego por las almas de los muertos, de interpretación solemne en ocasión de las ceremonias inhumación, de conmemoración o recuerdo. Su nombre proviene de las primeras palabras del Introito: «Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis» («Concédeles el descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua»).
Las misas de réquiem son parte de la liturgia de la Iglesia Católica Romana; como muchas veces ocurre con los géneros musicales unidos a estos rituales, la obra ha trascendido no sólo el hecho histórico específico para el que fue compuesta - en este caso, el funeral de la esposa del aristócrata Franz von Walsegg - sino el propio culto y el ámbito ritual: ha devenido una obra de concierto. Y ha pasado a ser el réquiem por excelencia, el réquiem canónico.
Vale la pena destacar un aspecto extra-musical de esta obra: Mozart (Salzburgo, 1756 - Viena, 1791) tuvo un relación como mínimo turbulenta con la Iglesia Católica. Fue criado en el catolicismo en su casa paterna, pero ya adulto se adscribió a la francmasonería, en una época en que ésta estaba particularmente enfrentada a la Iglesia católica. Sin embargo, el compositor produjo cerca sesetna obras para la liturgia católica. Entre ellas se destacan la Gran misa en do menor KV 427 (1783), el Ave verum corpus KV 618, (1791) y este Réquiem (1791).
La Misa de Requiem K. 626 de Mozart es una de las expresiones de este género más reconocidas por el público; es la última obra creada antes del fallecimiento del compositor. Hoy en día sabemos, a pesar de los esfuerzos de su esposa Constanze Weber por ocultar el hecho, que no fue totalmente compuesta por Mozart, sino que en su finalización intervino uno de sus discípulos, Franz Xaver Süssmayr (Schwanenstadt, 1766 - Viena, 1803). Su participación resultó de un pedido expreso de Mozart, quien además trabajó con él, ya enfermo.
El Introitus y el Kyrie Eleison, fueron compuestos sólo por Mozart; la Sequentia, el Dies Irae y el Tuba Mirum fueron completados por Süssmayr; el Sanctus y el Benedictus fueron escritos completamente por este último. La orquestación corresponde a la orquesta sinfónica de finales del siglo XVIII: las cuerdas caracterizadoras de la orquesta clásica – de quince a veinte violines, seis violas, cuatro violoncellos y dos contrabajos -, en los vientos dos cornos di bassetto, dos fagotes, dos trompetas, tres trombones; un timbal y órgano, a los que se agregan el coro y los cantantes solistas.
Una de las particularidades de este Requiem está en el desarrollo del Kyrie: sobre el texto clásico, Kyrie eleison, Christe eleison. Mozart desarrolla una doble fuga a cuatro voces. Un fuga doble supone dos sujetos distintos, cada uno con un texto diferente, que se presentan al mismo tiempo; en este caso en particular la primera frase Kyrie eleison (“Señor, ten piedad”) y la segunda, Christe eleison (“Cristo, ten piedad”), se corresponden respectivamente a ambos sujetos. A diferencia de lo que sucede en una fuga simple, en una fuga doble los dos sujetos tienen el mismo peso argumental; sin embargo, no se rompe la relación contrapuntística entre ellos y por tanto cualquiera de los dos pueden oficiar de bajo del otro. El Kyrie tiene una densa textura musical que se puede apreciar con facilidad; esto se debe a dos razones: la cantidad de veces que se presentan ambos sujetos, y la extensión de ambos –de dos a tres compases y medio. Estructuralmente el Kyrie tiene tres partes principales: exposición, desarrollo y recapitulación; y por su lado la orquesta duplica las voces del coro, aportando solidez estructural, tímbrica y sonora.
 
La evolución del género, producto de la independencia que fue adquiriendo respecto a sus raíces – música mortuoria y liturgia católica – continuó hasta el siglo XXI. Algunas obras se alejaron de la liturgia de la misa, como el Requiem Alemán (Ein Deutsches Requiem", Op. 45) de Johannes Brahms, aunque está basado en textos bíblicos; otras fueron concebidas ya para la sala de concierto. Ciertos réquiems pueden considerarse profanos, desprendidos de todo contenido religioso, en varios casos como homenajes no sólo a individuos sino a colectivos. Son ejemplo de esta última modalidad los “réquiem de guerra”, compuestos para las víctimas de los conflictos armados. El alejamiento de la liturgia supuso también una liberación de la forma musical.