HOMENAJE A PREMIO NOBEL DE LA PAZ EN LA CASA DE LA DEMOCRACIA

Cámara de Representantes
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“Lo contrario del amor no es odio, es la indiferencia.

Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia.

Lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia.

Y lo contrario de la vida no es la muerte sino la indiferencia entre la vida y la muerte”.

Reiterando este concepto de Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz de 1986, el Presidente de la Cámara de Representantes cerró sus palabras en el homenaje que la B’nai B’rith le rindiera en la Antesala de la Cámara de Representantes a quien fuera una de las voces más poderosas en defensa de los derechos humanos.

Amarilla hizo referencia al Wiesel escritor a partir de su famosa trilogía, publicada en francés y que dio comienzo en 1958 con la novela La Noche, donde abordó en profundidad el drama del holocausto, y que completó más tarde con El alba (1960) y El día (1961).

Repasando su historia, el Presidente destacó su postura frente a la vida, luego de la tragedia que le tocó vivir, señalando que siempre abrazó causas por la humanidad toda, más allá del continente donde le tocara actuar.

Este húngaro de nacionalidad rumana que  sobrevivió al campo de exterminio de Birkenau, luego Auschwitz y Buchenwald, dejó un legado imborrable para la humanidad -señaló Amarilla- destacando que se dedicó en vida a practicar el ejercicio de la memoria, “lo que no solo lo hizo digno del Premio Nobel de la Paz sino de ser referente principalísimo para toda la humanidad”.