SALÓN DE FIESTAS, LA JOYA DEL PALACIO

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Reinauguración del Salón de Fiestas
 
 
Con la presencia de la Presidente de la Asamblea General, Lucía Topolansky se descubrió esta tarde una placa en reconocimiento a los funcionarios que tuvieron a cargo la restauración del Salón de Fiestas del Palacio Legislativo. Topolansky felicitó al equipo y resaltó la belleza del recinto.  Estuvieron presentes Lgisladores, Secretarios, Prosecretarios y autoridades de la Institución.
 
 
Desde que se inauguró el Palacio Legislativo, obra de los arquitectos Victor Meano y Gaetano Moretti, el 25 de agosto de 1925, el lugar que hasta 1952 se llamaba “Salón Comedor” no se reparó nunca. En el período 1985 – 1990 hubo dos principios de incendio que lo afectaron y el paso lógico del tiempo terminó por evidenciar humedades, paredes descascaradas y colores desteñidos. 
 
 
A las seis de la mañana y durante veintidós meses de ejecución, el Jefe de Departamento de Conservación de la Pintura y Artesonado de la Comisión Administrativa, Raúl Chaine, abría la puerta del Salón de Fiestas y empezaba el trabajo, en un espacio de quince metros por treinta y dos salas laterales de ocho por siete, en una altura total de más de cuatro metros.
 
Cada día un poco más, de una línea que mide tres milímetros de espesor y que puede alcanzar cinco kilómetros si la vista la sigue en todas sus vueltas y se empeña en jugar con la paciencia mientras el pincel resbala humedecido.  Dicen que lo difícil fue calmar los nervios cuando hubo que hincarle el diente a otra área de cincuenta centímetros cuadrados con ocho tonos y diez colores en la que no se podía fallar.
 
El cuello sigue inmóvil mientras el cuerpo hace equilibrio y se acomoda en un andamio que parece que toca el cielo. Un rosetón color pastel que desafía el pulso de cualquier mortal en cada pétalo. El aliento se mezcla con olor a pintura y se trabaja a unos centímetros. Los expertos cuentan que de los frigoríficos se trajo sangre para abrillantar el rojo en cada prueba y se perdió la cuenta de las claras de huevo.  Era común ver restos de miel que también se utilizó igual que la leche y distintos tonos de tierra.  En total se utilizaron cincuenta y tres tintas y varios productos orgánicos.
 
Chaine deja claro que él es “solo un artesano autodidacta con la suerte de haber trabajado para la Curia, de haber podido formarse en el exterior, y con más de treinta años de haber trabajado en el Palacio”. Explicó que “hoy intenta transmitir la experiencia a generaciones más jóvenes para que a futuro tomen la posta y sientan un gran sentido de pertenencia a la institución”.
 
“Mate y música clásica” fue la combinación para lograr concentrarse todas las mañanas y lograr los tonos igual que en el siglo pasado, aunque también hubo apoyo de los nuevos métodos. Se trabajó con varias técnicas: temple, óleo, frescos, dorado a la hoja con láminas traídas de México y acrílico.  Un techo que reproduce en varios estilos colores y formas en una foto que emula la naturaleza.
 
Ante la pregunta de qué nos debe inspirar ese techo no dudan en contestar que “más que alegría, melancolía o tristeza, lo fundamental es el respeto por la obra y por los que lo hicieron”.