RULFO ÁLVAREZ, CO-CURADOR DE LA BIENAL

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Palacio Legislativo

En los días previos a la inauguración de la 5ta. Bienal de Montevideo el Departamento de Relaciones con la Comunidad de la Cámara de Senadores conversó con el co-curador de la muestra, Rulfo Álvarez.

Rulfo comentó que su tarea consistió en seleccionar a los diez artistas uruguayos que participan de la Bienal y que el criterio de selección se basó en la temática de la muestra “El resto del mundo” propuesta por el curador general Alfons Hug.

Destacó que se trata de hablar de los artistas de la periferia, de entablar un diálogo entre estos y los centros hegemónicos. Nos pareció interesante elegir un grupo de artistas que establezcan una mirada crítica con respecto a distintos lugares de la sociedad. Tienen todos temáticas diferentes y de algún modo tratamos que esto dialogara con una visión general del proyecto curatorial que es el diálogo y la diferencia y todas las problemáticas entre centro y periferia.

Agregó espero que el espectador pueda encontrar y conectarse con cada uno de estos trabajos que hacen una reflexión crítica sobre algún lugar de nuestra vida cotidiana, de nuestra experiencia en el mundo.

 

Los artistas seleccionados presentados por Rulfo:

Yudi Yudoyoko, trabaja sobre los códigos de la moda y el mercado a través de ropas intervenidas, establece una crítica a las ideologías y a los modos de producción de signos en la sociedad; Gustavo Jauge, expone una instalación de biblioratos para hablar de la burocracia, del orden de las cosas, del caos, de distintas cuestiones personales que le pasaron con respecto a distintas instancias de la sociedad que son burocráticas y él trata de abordar a partir de un conjunto de objetos que saca de contexto.

Santiago Grandal, con la obra “Síndrome de Diogenes” una obra autoreferencial que habla de problemas de salud de su madre, a través de un conjunto de objetos que salen de una casa de juegos infantiles habla de esos problemas que lo desbordan y que de algún modo exorcisa con su trabajo como artista; Juliana Rosales, presenta un grupo de cuatro cartografías ubicadas en distintas zonas del país y habla de cómo el cruce entre las distintas narrativas, las personales y las históricas van configurando nuestra propia identidad.

Alejandra González Soca, hace una gran escultura con vestidos de novia y cumpleaños de 15. Convocó a distintas mujeres que conservaron sus vestidos para hacer esta escultura, y lo que forma a través de eso es generar nuevos lazos afectivos entre mujeres, reencontrar cosas en común. Saca el vestido de su función original para poner a dialogar y conectar en la cuestión colectiva de lo femenino y todas las historias que se entrecruzan algunas positivas y otras negativas. Santiago Dieste, con un conjunto de zapatos hecho en hormigón, son zapatos que el encuentra en la calle, que tienen una memoria, son zapatos que han sido desechados.Toma esos zapatos de forma de conectarse con los problemas económicos y sociales que se viven en el país, esa gente que está como perdida en la calle, de alguna manera ese zapato es una metonimia de esas personas que están en la calle, sin hogar. Reflexiona sobre cómo nosotros como sociedad construimos a los otros y la indigencia.

Ana Aristimuño, la propuesta, una perfomance, es sentarse en una mesa para hablar con la artista, la mesa tiene un cartelito que dice “Intercambio de problemas”. En ese diálogo la gente puede encontrarse como con un amigo. No es una charla psicoanalítica sino de igual a igual. El artista se pone en el mismo lugar que el espectador y de algún modo encuentran cosas en común. Se cuentan sus problemas. La propuesta saca al arte de los lugares comunes, no entender el arte como puro objeto, lo resitúa como algo más dialógico, más relacional. Fabricio Guaragna, realiza una visita guiada a la muestra trasvestido como drag-queen.

Mayra Da Silva, una artista afro que nos trae un conjunto de peines con mechones de pelo enredados presentados en una vitrina como si fuera en un museo antropológico. Tiene que ver con los problemas que tiene ser una mujer afro. Trata sobre las cuestiones estéticas que asignan determinados modos de construir la belleza y ordenan que el pelo crespo sea laciado, de algún modo critica esa tensión de que todos tenemos que tener el pelo lacio. A partir de ese gesto tan simple de poner unos peines nos habla de esa problemática: ¿por qué hay que organizarnos simbólicamente de determinada manera y no ser más auténticos? es decir aceptarnos tal cual como somos. Guadalupe Ayala, presenta una escena de una posible cena que se va a inaugurar y sucede un acontecimiento extraño que transforma las expectativas que tiene el espectador con esa situación. Propone al espectador una mirada diferente, un cruce de significados, configura un discurso de la extrañeza, algo que emerge de esa situación que cotidianamente no se presentaría y en este caso distorsiona la forma habitual que tenemos de esperar determinados acontecimientos.